Newswise — ROCHESTER, Minnesota: El Dr. Philip Fischer dice que siempre se interesó por mejorar la salud infantil en todas partes. Por ello, obtuvo un diploma en medicina tropical e higiene en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Inglaterra, y entre 1985 y 1991 trabajó en un centro médico de la actual República Democrática del Congo.

En Nigeria, estudió las deficiencias de calcio y vitamina D en el raquitismo y sus investigaciones llevaron a una reducción importante de esta incapacitante enfermedad ósea en ese país, Bangladesh y otros países. El resto de sus estudios llevaron a tomar conciencia de la malaria congénita como un problema clínico considerable en África, a prevenir y tratar la enfermedad en las mujeres embarazadas y a mejorar la salud infantil.

En las dos últimas décadas, durante su trabajo en el Departamento de Medicina para Niños y Adolescentes en Mayo Clinic de Rochester, el Dr. Fischer también dirigió su atención hacia una afección que se pensaba relegada a los libros de historia: el beriberi, enfermedad causada por la deficiencia de vitamina B1 o tiamina.

Diagnóstico del problema

El beriberi afecta a los siguientes sistemas: metabólico, neurológico, cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal y musculoesquelético. En los países desarrollados, esta enfermedad fue erradicada en gran parte hace más de 70 años, a través de una alimentación diversificada y de la fortificación de los alimentos.

No obstante, hace aproximadamente 20 años y mientras asistía a unas conferencias, el Dr. Fischer se percató de que los niños de Camboya morían debido a algo que parecía ser el beriberi, cuando escuchó hablar al respecto a una enfermera especializada que vivía en ese país. La enfermera había observado que alrededor del 6 por ciento de los bebés camboyanos morían antes de cumplir el primer año de vida y que la mitad de esas muertes parecían deberse al beriberi.

«Ella estaba convencida de que esos niños tenían beriberi, porque cuando les administró inyecciones de tiamina (vitamina B1), los vio recuperarse de forma rápida. Yo recordaba vagamente haber aprendido que la deficiencia de tiamina provoca el beriberi, pero al igual que la mayoría de los pediatras especializados en los Estados Unidos, supuse que era un problema que aparecía en los libros de historia y no ocurría en los bebés de este siglo», dice el Dr. Fischer.

El Dr. Fischer y su colega, el Dr. Mark Topazian de la División de Gastroenterología y Hepatología en Mayo Clinic de Rochester, visitaron Camboya para ver por sí mismos este fenómeno.

Mientras estuvieron allí, elaboraron un estudio para determinar cuáles de los niños que supuestamente tenían beriberi, en realidad, presentaban niveles bajos de tiamina en la sangre. El estudio reveló también que en las provincias, algunos niños aparentemente sanos también tenían niveles bajos de tiamina.

Todos los bebés sufrían de deficiencia de tiamina. El equipo descubrió que alrededor del 66 por ciento de los niños hospitalizados en otras partes del país debido a problemas respiratorios tenían deficiencia de tiamina, pero era imposible diagnosticar el beriberi sin el análisis de sangre que tampoco existía en el sureste asiático a principios de la década del 2000.

«A pesar de que determinamos que en Camboya la deficiencia de tiamina era frecuente y que los bebés morían por su causa, no sabíamos cuáles niños enfermos podían mejorar con la tiamina. Aunque habíamos visto que la administración por vía oral de tiamina a las madres que daban de lactar ayudaba a los bebés a recibir más cantidad de esa sustancia, no habían buenos sistemas para suplementar a las madres en riesgo ni para fortificar su alimentación con tiamina. No estábamos en capacidad de prevenir el beriberi a nivel poblacional», comenta el Dr. Fischer.

Según el Dr. Fischer, la deficiencia de tiamina es frecuente entre los bebés lactantes de los países en vías de desarrollo, porque sus madres no reciben tiamina debido a que su base alimentaria es el arroz blanco, en gran parte, y la tiamina se pierde en la cáscara del arroz durante el procesamiento.

Continuar avanzando

«Han transcurrido 20 años, pero todavía avanzamos. La comunidad científica ahora sabe que el beriberi es un problema en otros países y hay una concienciación nueva respecto a que el beriberi también se presenta en América del Norte. En los próximos dos años, habrán mejores métodos de diagnóstico y estrategias eficaces para fortificar los alimentos», añade el Dr. Fischer.

Por ahora e inspirado en el deseo de ayudar a los niños de todo el mundo, el Dr. Fischer se mudó a la Ciudad Médica Jeque Shakhbout, que consiste en una empresa conjunta entre Mayo Clinic y los Servicios de Salud de Abu Dhabi en los Emiratos Árabes Unidos. Allí se desempeñará como pediatra durante, al menos, tres años y procurará impartir el modelo de atención médica de Mayo a sus nuevos colegas en Abu Dhabi.

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