Newswise — LOS ANGELES (Aug. 6, 2024) -- En el equipo femenino del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), pasaba las mañanas y las tardes deslizándose por el río Charles de Boston.
En su casa de Puerto Rico, durante las vacaciones universitarias, perfeccionó su técnica de remo en las aguas familiares de la isla.
Menos de una década después estaba en Japón, remando por el Sea Forest Waterway en los Juegos Olímpicos de Verano de Tokio 2020 como la primera mujer remadora que representaba a Puerto Rico.
Con los Juegos Olímpicos de Verano 2024 ahora en marcha en París, Verónica Toro Arana, MD, residente de cirugía cardiotorácica en Cedars-Sinai, está reflexionando sobre lo que aprendió del mundo de los deportes de élite y cómo esas lecciones están ayudando a alimentar su entrenamiento quirúrgico.
“La práctica rigurosa y deliberada, la capacidad de manejar situaciones de alta presión, la experiencia técnica, la apertura a la formación y la búsqueda continua de la mejoría fueron partes importantes del entrenamiento para los Juegos Olímpicos de Tokio”, dijo Toro Arana. “Y ahora estoy aplicando esos aprendizajes mientras me entreno para ser cardiocirujano”.
Joanna Chikwe, MD, profesora y directora del Departamento de Cirugía Cardíaca y de la Cátedra Irina y George Schaeffer de Cirugía Cardíaca del Smidt Heart Institute en Cedars-Sinai, es la mentora de Toro Arana.
“Los residentes de cirugía excepcionales como la Dra. Toro Arana son reclutados por su intelecto, pasión por la profesión médica y compromiso para salvar vidas”, dijo Chikwe. “También son reclutados porque son individuos completos que enriquecen Cedars-Sinai con sus valiosas lecciones de vida, experiencias y logros”.
Un Camino Competitivo
En la solicitud de residencia médica que presentó al Cedars-Sinai, Toro Arana escribió: "Me llevó nueve años de práctica diaria llegar a los Juegos Olímpicos, y podría pasar muchos años más en busca de la brazada más potente que cause la menor alteración de la velocidad y el equilibrio de la embarcación.
“Del mismo modo, los cirujanos cardiotorácicos con los que he trabajado buscan constantemente técnicas más eficaces para operar el corazón y su vasculatura, limitando los daños intrínsecos causados por su intervención. Esta búsqueda de la precisión y la excelencia, combinada con un empuje constante hacia la innovación, me llevó a la cirugía desde muy joven.”
Durante su infancia, Toro Arana practicó deportes. Pero los estudios eran su punto fuerte.
“Las únicas Olimpiadas en las que pensaba eran las de Matemáticas”, dice, “en las que competía todos los años, desde séptimo”.
Cuando el jefe de Cirugía Traumatológica del hospital local vino a hablar en el colegio de Toro Arana cuando ella tenía 15 años, ella le interrogó sobre las experiencias en el quirófano.
“¿Qué hace cuando uno de sus pacientes muere en el quirófano?”, le preguntó, sin inmutarse. Pocos días después, le vio operar a un paciente con una herida de bala, intentando un nuevo procedimiento para salvarle la vida. Llevó esa experiencia al MIT, decidida a unirse a las filas de quienes empujan los límites de la innovación médica.
Sin Lugar Para la Intimidación
Aunque Toro Arana no aprendió a remar hasta la universidad, no se sintió intimidada por sus compañeras de equipo. Se sentía motivada por ellos, impulsada a esforzarse aún más.
Cuando se enteró de las oportunidades de representar a Puerto Rico en competiciones nacionales e internacionales de remo, la motivación se disparó de nuevo. Los entrenadores le dijeron que debería plantearse entrenar para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Estaba entusiasmada, pero la carrera de medicina también estaba en su agenda. Tendría que compaginar ambas cosas.
Tras cursar dos años de medicina en la Universidad de Stanford, Toro Arana dejó en pausa sus estudios por tres años para entrenar a tiempo completo con entrenadores de primer nivel, un entrenamiento que la llevaría a los Juegos Olímpicos.
“La oportunidad de competir como la primera mujer en remar en los Juegos Olímpicos por Puerto Rico fue un gran incentivo para mí, e hice muchos sacrificios para conseguirlo”, dijo Toro Arana.
Puntos Importantes
Toro Arana quedó en el puesto 21 de 32 competidores; lo que ganó no tiene precio.
Como escribió en su solicitud de residencia: “Me imagino de pie a la derecha de mi paciente, con el bisturí colocado sobre la piel de su esternón, sintiendo lo mismo que sentí cuando oí al anunciador en la línea de salida de mi primera carrera olímpica: segura de haber planeado y preparado todo lo posible, humilde ante la incertidumbre de lo que realmente me espera, alerta para responder a lo que pueda surgir en el recorrido, con el compromiso absoluto de dar lo mejor de mí en la misión que tengo entre manos”.
Toro Arana tiene una apretada agenda estos días—doce turnos de doce horas en el Cedars-Sinai, seis días a la semana—pero sigue remando y compitiendo cuando tiene tiempo. El mes que viene participará en las Finales Mundiales de Beach Sprints de remo en Italia.
“No quiero perder esta parte de mi”, afirma.
Al amanecer de un reciente día laborable, Toro Arana se encontraba a orillas del mar en Marina del Rey, recién salida de su servicio de noche. Remos en mano, se sentó en su barca y remó.
Lea más en el Blog de Cedars-Sinai: Un Veterano del Navy se Somete a una Cirugía Cardiaca que le Salva la Vida