ESTIMADA MAYO CLINIC: Mi hijo de 6 años se pone muy ansioso y agitado siempre que hay tormenta. He observado que este comportamiento se ha vuelto más frecuente, desde que el año pasado nos vimos obligados que evacuar durante unos días debido a la amenaza de un huracán. ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a superar este miedo a las tormentas? Siempre que salimos de casa, pregunta sobre el clima y cuando el cielo se oscurece, averigua si debemos buscar refugio para estar a salvo. ¿Debería preocuparme y hacer una cita con un consejero?

RESPUESTA: Es común que los niños de esa edad tengan miedo a las tormentas. No cabe duda que el haber tenido que evacuar la casa debido a un huracán posiblemente haya sido muy difícil para él, pero hay medidas que usted puede tomar para aliviarle la ansiedad. Si le parece que el miedo del niño a las tormentas no mejora o si la ansiedad empieza a interferir con la vida cotidiana, considere hacerle hablar con un terapeuta o con un consejero.

Es normal que durante unan tormenta, un niño busque consuelo en el padre o la madre. Las tormentas atemorizan y pueden ser muy difíciles para los niños que son particularmente sensibles al ruido, la luz, los truenos y los relámpagos. Para algunos niños que tienen mucho miedo a las tormentas, el problema no se origina tanto en la tormenta misma, sino en la anticipación a esta. Esa anticipación deriva en continuo estrés y ansiedad.

Al igual que su hijo y según su propia descripción, muchos niños no quieren salir de la casa cuando creen que pueden verse atrapados en una tormenta y, quizás, eviten toda actividad que implique ir afuera. Ese tipo de estrés interfiere con otros aspectos de su vida, como el trabajo escolar, porque el miedo hace difícil que puedan concentrarse. Para el padre y la madre también puede ser complicado que el niño quiera constantemente asegurarse que no habrá tormenta.

Hay varias cosas que puede intentar para disminuir el miedo de su hijo.

A algunos niños les tranquiliza saber cuál es el plan para mantenerse a salvo durante una tormenta. Hable con su hijo respecto a lo que la familia hizo antes y cómo eso los mantuvo a salvo. Cuéntele lo que usted piensa hacer durante la tormenta, aunque esté afuera o lejos de la casa. Tranquilícelo diciéndole que usted hará todo lo necesario para mantenerlo a salvo. Si el niño ya tuvo una experiencia atemorizante, como una evacuación, hable acerca de cuánto miedo provocó eso, cómo lo manejó la familia y explique lo que se hará si la situación vuelve a presentarse.

Saber las cosas también ayuda, de modo que los libros, los sitios web y otros recursos que hablan sobre el clima son una buena fuente donde su hijo puede informarse más. Saber sobre el clima y entender por qué se produce una tormenta puede disminuir la ansiedad del niño. Solamente tenga cuidado de escoger fuentes de información que se concentren en las tormentas mismas, en lugar de en la destrucción que causan. Asimismo, si quiere mantenerse al día respecto a una tormenta que podría afectarles, tome muy en cuenta dónde se encuentra el niño y qué puede escuchar.

Intente ayudarle para que disminuya sus «comportamientos de seguridad», que son aquellas cosas que hace para sentirse un poco mejor, pero que realmente no sirven para mantenerlo a salvo. Entre esos comportamientos puede estar el revisar el pronóstico del tiempo o preguntar si van a buscar refugio. Cuando los niños confían en esos comportamiento, no se percatan de que pueden controlar su ansiedad respecto a lo desconocido; pero a medida que estos comportamientos disminuyen, los niños se dan cuenta que son capaces de soportar no saber exactamente lo que va a pasar y que las cosas generalmente salen bien.

Según vaya buscando maneras de ayudar a su hijo a controlar el miedo, recuerde que es importante darle apoyo y animarlo. Nunca castigue ni haga de menos al niño por tener miedo.

Si pese a sus intentos el miedo continua, empeora o se vuelve angustiante para usted, entonces es el momento de buscar ayuda profesional.

La terapia que se emplea para el miedo a las tormentas consiste en ayudar a los niños a enfrentar el temor. Puede empezar con simplemente hablar sobre las tormentas. Luego, se puede pasar a leer historias sobre las tormentas y ver videos de tornados, huracanes y otras tormentas grandes. En algún punto, puede incluir sacar al niño a la lluvia o ver cómo se desarrolla una tormenta desde una ventana protegida.

Obviamente, uno de los problemas es que el terapeuta no puede conjurar una tormenta para la sesión de terapia; sin embargo, se puede hacer un plan y una representación teatral de lo que los niños pueden hacer para manejar la tormenta, porque eso les permite tener la confianza de que sabrán qué hacer cuando se presente una. Se ha visto que ayudar de esta manera a los niños a enfrentar gradualmente su miedo surte efecto para superar la ansiedad y la preocupación excesiva.

Dr. Stephen Whiteside, Psicología en Mayo Clinic de Rochester, Minnesota

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